El Congreso de la República del Perú, como órgano constitucional, tiene una serie de funciones. De entre ellas, las principales son: la representativa, la legislativa y la de control político. Y si estas son sus funciones, y tenemos claro cuales son, ¿porque los miembros del Congreso no la cumplen o la cumplen mal?. Pues la pregunta que la ciudadanía se hace después de todos los acontecimientos sucedidos es , ¿Necesitamos de un Congreso?.
Con respecto a las funciones de representatividad su intransigente desarrollo ha llegado a convertirse en una piscina de grillos, que lo único que hacen es comerse entre ellos. Es por eso, que se les hace tan difícil o casi nulo, que los parlamentarios representen los verdaderos intereses y metas de la sociedad, si no a ellos mismos y a sus grupos políticos al cual ellos pertenecen. Se ve al congresista como alguien alejado de la sociedad, que hace caso omiso de las necesidades de esta, y que por lo tanto, nunca podrá trabajar, por la cual se les dio el voto ciudadano.
A la vez sucede con el peor ejercicio de la función de control, que debe de anteponer sobre las funciones del Ejecutivo. Porque la mayoría de los parlamentarios pertenecen al mismo partido político que el ejecutivo, y sobre todo cuando se es presidente del congreso. Esto lleva al pésimo control de mecanismos constitucionales de control que se hace al ejecutivo, lo que es mas grave, que se corre el riesgo de que no se fiscalice e investiguen serios problemas de corrupción que pudiera existir en el centro del Ejecutivo, y menos cuando también exista la corrupción, entre los propios parlamentarios.
Si hablamos de la función legislativa, ocurre totalmente igual: no es de último minuto cómo el Ejecutivo ha alcanzado un papel especialmente relevante en la actividad legislativa en el país. Es él quien más legisla, cuantitativa y cualitativamente. No hay necesidad de ir muy lejos en el tiempo para comprobar que muchas veces el Congreso peruano destina parte de su tiempo a debatir y aprobar leyes que no tienen nada que ver con los problemas de la ciudadanía.
Si el Congreso no cumple con las funciones que constitucionalmente se le atribuye, parece que fuese innecesario mantenerlo, más aún cuando su funcionamiento demanda, mensualmente, importantes sumas de dinero del erario público para sueldos y gastos operativos.
Es verdad que la ciudadanía siente que sus llamados representantes están bastante alejados de la realidad en la que tiene que sobrevivir la inmensa mayoría, una realidad complicada, difícil; mientras, los congresistas aparecen a los ojos de la población como personas afortunadas que viven en una realidad distinta, mejorada por una serie de beneficios y prerrogativas económicas y políticas, las que no sólo cuidan, sino que procuran acrecentar; diciendo todo esto, la pregunta seria:
¿ Necesitamos de un congreso?, A pesar del que el mismo pueblo los juzgue o pida transparencia, ellos mismo con el poder que nosotros les hemos dado, pueden cambiar la leyes para beneficio propio.
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