Dar un “lei” de flores es una grata costumbre del Hawai que ya se conoce alrededor de todo el mundo. El mensaje que conlleva es amor; compartir un círculo de amor. En las apacibles Islas, todo el mundo los usa, y los visitantes lo adoptan enseguida. Para cada ocasión imaginable, por todas las razones que pueden ocurrírsele o, sencillamente, para nada o porque si, el hawaiano de hoy en día compra un “lei” ( sus antepasados lo hubieran tejido). Lo primero que salta a la vista del visitante es la variedad asombrosa de “leis” que se confeccionan, a partir de las más de 40 variedades de flores que crecen en las islas, combinadas con enredaderas, frutillas silvestres, y toda clase de hojas y ramitas, que rodean el cuello como un aromático abrazo. Cuando llegaron los misioneros, y con ellos sus esposas, el circulo floral se amplio notablemente para incluir rosas, claveles, violetas y pensamientos, y otras flores occidentales, que enseguida hallaron utilización adecuada en las guirnaldas que tejían los creativos y laboriosos fabricantes de “leis”. Uno de ellos el mas buscado esta hecho con un bejuco aromático llamado “maile”, trenzado. El maile seco, conservado en saquitos de tela, se utiliza como sachet. Es una fragancia como las especias y maderas, que aumenta mientras se seca el maile. Este aroma era especialmente adorado por los dioses, a quienes se les ofrecía en grandes cantidades, por eso hoy existe la creencia, también tradicional, que cuando en lugar huele mucho a maile y no puede divisarse la planta por ningún lado, es sencillamente que ese lugar hubo un templo perdido.
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